En San Francisco, la niebla es un personaje clave de la fisionomía de la ciudad. Le imprime un carácter romántico y le da una humedad característica que define sus plantas y sus parques. Pero la niebla dificulta la navegación en la bahía, ya peligrosa de por sí debio a su poca profundidad. Para ayudar a los barcos, y después de alguna que otra catástrofe, se instalaron dos sirenas: una en la torre sur del puente y otra a la mitad del puente.
La sirena de la torre sur era monofónica y la sirena de la mitad del puente era difónica. Los barcos que entran en la bahía lo tienen que hacer entre la sirena sur y la sirena del puente, mientras que los que salen de la bahía han de dejar la sirena del puente a su izquierda.
La leyenda popular asegura (sobre todo en los barrios acomodados), que las sirenas del puerto y del Golden Gate ya no son necesarias con las tecnologías actuales y que de hecho llegaron a apagarse (aunque nadie se acuerda especialemnte de cuándo). Pero los habitantes de la ciudad echaban de menos su ruido por las noches. Su peculiar timbre se había convertido en una de las señas de identidad de la ciudad y por petición popular, se volvieron a instaurar.
La verdad dista un poco de la creencia popular. Las sirenas, o «fog horns» como se las denomina en inglés, nunca se apagaron porque resultaran obsoletas. A finales de los ’70, la sirena del puente perdió una de sus voces y ya no existían recambios para arreglarla. Siguió haciendo su función a una sola voz hasta 1985, cuando el estado de deterioro de las sirenas obligó a instalar unas nuevas.
Las sirenas actuales (dos en el pilar sur y otra en el puente) son todas monofónicas, aunque se distinguen por su frecuencia y su tono. Dichos valores generalmente constan en planos marítimos y son fijados por el guardacostas. Actualmente las sirenas de la torre sur emiten un pulso cada 20 segundos, de forma sincronizada y la sirena del puente emite dos pulsos seguidos cada 40 segundos. Las sirenas siguen siendo necesarias hoy en día para entrar en la bahía.
Las sirenas sólo se encienden cuando hay niebla, lo que suele ser unas 2 horas y media al día de media; en marzo pueden funcionar una media hora, pero en la temporada de fuertes nieblas, de julio hasta octubre, se pueden oír durante más de 5 horas.
Desde «Pacific Heights», el barrio donde vivíamos, la panorámica de la entrada a la bahía y del puente era perfecta. Las noches de niebla, el sonido de las sirenas era punzante, pero a la vez reconfortante. Varias noches, las sirenas sonaron mientras nos dormíamos. Esa sensación de frío y de humedad pegada a los huesos y el bramido de las sirenas de fondo, es un recuerdo que no se olvida.
[Muchos datos de la página de la Autoridad del Puente Golden Gate, que incluye webcam en directo del puente y más curiosidades]