Otro de los males de los que sufro últimamente es lo que algunos han venido a llamar «Síndrome de Diógenes de las pestañas».
Esta afección, que sufren muchas personas sin darse cuenta de ello, consiste en abrir una pestaña nueva para absolutamente todo, hasta llegar a tal número de pestañas abiertas que se desconoce el contenido de la mayoría de ellas. Esto a su vez agrava el problema, ya que el paciente empezará a abrir pestañas nuevas para cargar páginas que en realidad ya están cargadas en algún sitio.
Este círculo vicioso de acumulación de pestañas continúa hasta que Firefox (o el navegador de turno) se cuelga por culpa de flash o hasta una pantalla azul (según el usuario esté usando Mac o Windows, respectivamente).
Hay algunos tratamientos, pero no se vislumbra una cura inmediata. Algunos científicos expertos en el tema, aseguran que es necesaria una re-educación de pestañas para mitigar los efectos. Mientras, fuentes de la industria niegan la existencia de esta enfermedad y aseguran que los efectos negativos se pueden suplir con más memoria y pantallas de más pulgadas.
Yo una vez a la semana las cierro todas, como un ejercicio de nihilismo. Si una pestaña de un artículo de barrapunto llevaba 3 días ahí sin que lo leyera, lo más probable es que ya no sea relevante en este mundo cambiante. Y lo importante (como youtube), ya lo volveré a abrir…