Por fin me he puesto a leer «El código Da Vinci» de Dan Brown, tras muchos comentarios favorables y el inevitable morbillo tras lo picajosa que se ha puesto la iglesia.
Me ha sorprendido encontrarme en los primeros capítulos a una vieja conocida, la sucesión de Fibonacci:
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, …
Esta sucesión y yo guardamos un extraño secreto: yo la inventé. No; no estoy loco y sí, ya sé que Fibonacci (o debería decir Leonardo de Pisa?) vivió en el siglo XIII.
No pretendo atribuirme la autoría. Digamos símplemente que llegamos al mismo destino cada uno por caminos diferentes. Es lo malo de vivir en el siglo XXI, que aunque descubras algo, alguien ya lo habrá descubierto antes.
No en serio. Creo que fue en 1º de BUP en clase de matemáticas, cuando Enrique nos propuso inventar una sucesión tras haberlas explicado muy por encima, y a mí se me ocurrió inventar la de Fibonacci. Conseguí sorprender a Enrique y a mí mismo.
Tengo pruebas de ello: mis apuntes. No puedo aportar una foto porque están en la casa de mis padres, pero los conseguiré. De ahora en adelante os agradecería que os refiráis a esta sucesión como «la sucesión de Fibonacci-Reven». Gracias.