Ya os he hablado antes de las libretas moleskine. Desde entonces no he parado de comprarme moleskines; se ha convertido en una especie de adicción. Y he contagiado esa adicción a otras personas a mi alrededor, como a Meliuli. Me alegra mucho que la compañía detrás de la moleskine haya crecido tanto gracias a la popularidad creciente de las libretas. Debido a eso, no dejan de sacar nuevas versiones o variantes. ¡Y me encantan todas!
Tenemos moleskines agenda (rojas), ciudad (de NY -lugar al que esperamos ir algún día- y Londres -donde vivimos-), varias de las clásicas negras y mi nueva estrella, mi moleskine de recetas. También tenemos alguna joya que no sale en la foto, como la Moleskine edición limitada Van Gough de tela amarilla que buscamos por medio mundo para Meliuli.
En fin, cada libreta es como una joya, que te recuerda un momento determinado, un lugar… Y cada vez que empiezo una siento la misma mezcla de nerviosismo y alegría. Las páginas en blanco son la mejor excusa para sentarse un momento a pensar y escribir algo.