Casita

Ya estoy de vuelta. Hoy me apetece contaros cosas y por eso no dejo de escribir un post tras otro. Pero la verdad es que no tengo mucho que contar…

La cena ha ido bien, pero no ha sido «memorable». No han corrido los ríos de moscatel ni han caído las montañas de panellets…

Ahora creo que me meteré en la camita, despacio y sin hacer ruido, y abrazaré a Meli (que debe estar tan calentita); hace un pelín de frío.

Sed buenos

What did it for you?

Adis ha preguntado en su página (ya hablé de «Count your sheep» hace unos días) qué fue el detalle exacto que hizo que tu amor sea tu amor (más o menos). Mi respuesta no es la única posible. Praga fue un caldo de cultivo excelente para melancolias diversas, pero allí, en la habitación del hotel, mientras Piru y Diana discutían junto a la ventana, Meli se quedó dormida y yo le acaricié el pelo y el cuello. Su cuello. Algo que siempre me ha fascinado. Me perdí en su cuello para siempre, sin poder evitarlo…

(esto es un secreto)

Sed buenos…