Todo lo que sé, todo lo que he aprendido, en lo que me he convertido. Los recuerdos -buenos y malos-, las historias, las personas.
Lo daría todo, sin pensarlo, por poder saltar olas con el entusiasmo de la primera vez. Y volver a empezar.
Todo lo que sé, todo lo que he aprendido, en lo que me he convertido. Los recuerdos -buenos y malos-, las historias, las personas.
Lo daría todo, sin pensarlo, por poder saltar olas con el entusiasmo de la primera vez. Y volver a empezar.
For one moment our lives met, our souls touched.
― Oscar Wilde
Yo no soy nadie importante. Apenas una veintena de seguidores en twitter y mi página de facebook es poco mas que testimonial de que existo y ya. Esos son los raseros de la importancia hoy en día. Tengo un blog (¿quién no?) que tampoco es demasiado popular. Con todo esto quiero decir que me considero bastante corriente. No soy gurú tecnológico ni jockey de redes sociales. A eso hay que añadir que mi presencia online se ha reducido significativamente en los últimos meses, debido sobre todo a dos cosas: he sido padre y me he mudado a otro continente.
La decisión de mudarse ha sido la consecuencia directa de la falta de expectativas profesionales en España. La decisión de ser padre ha sido meditada y sopesada, porque seamos sinceros, da un poco de miedo traer a nadie a este mundo.
Siempre he criticado a la gente de nuestra generación, siempre he pedido más activismo, que la gente se informara más antes de tirar su voto a la basura siguiendo consignas bipartidistas vacías. Siempre me he quejado de los tópicos políticos que se usan en las discusiones en España. Me he quejado hasta aburrir de la gente que debatía sandeces y dejaba a un lado los temas para mí esenciales: un sistema más participativo, más accesible, más representativo, más convincente, un sistema donde unos pocos, por su peso político o mediático, no sean capaces de imponer leyes que la mayoría no quiere y un sistema donde la corrupción no queda impune. He luchado contra ese sentimiento de «no se puede hacer nada». Y todas estas opiniones no son propias, no es que yo sea la caña; son el fruto de muchas conversaciones con personas mucho más inteligentes que yo, con otros puntos de vista, con conocimientos concretos en distintos campos. Y mi función solo ha sido informar a la gente, compartir ideas, usar la responsabilidad democrática de debatir. Y no ha sido algo que haya perseguido por mí, sino por los que vengan detrás, por mi hija y sus hijos…
En primer lugar, perdón. Perdón a todos los que están ahora en la calle, a los que protestan, a los que se han dado cuenta que la situación política no es sostenible, ni su fundamento actual de mercado tampoco, a los que piensan que las sociedades tienen que ser más de todos y más por todos. Os pido perdón porque, sinceramente, había perdido un poco la fe en que esto pasara, o al menos de que pasara en mi vida. Ya me había hecho a la idea de tener que amueblar con esmero la cabeza de mi hija y las de su generación para que ellos llevaran a cabo la tarea que nosotros no tuvimos huevos (con perdón) de empezar. Después de las primeras protestas, miraba a la peque dormir en la cuna y pensaba «Te estamos empezando a arreglar el mundo», y me sentía mejor.
Os pido perdón también porque me ha pillado a despie y siento que estando allí sería más útil. No os he abandonado, os sigo a cada paso y tenéis el apoyo de muchos que como yo estamos en esta especie de «exilio».
Y por supuesto, ¡gracias! Muchísimas gracias por alzar la voz, nuestra voz al fin. Tenéis la responsabilidad de gritar el doble de fuerte y de llevar ese mensaje el doble de lejos.
Para mí, ver Sol lleno ya es una victoria. Oír hablar de acampadas en Salamanca, Barcelona, Granada, Santander, Valladolid… Qué orgullo! Sí, es un primer paso, lo sé. Como le decía a un amigo, hace 5 años hubiera sido imposible imaginar esto. Estamos aún aletargados, como despertando de un sueño, dándonos cuenta de que podemos cambiar las cosas, si nos juntamos todos y lo decimos, en alto. O sea que imagina las cosas que pueden pasar ahora, las cosas que parecían también imposibles. Es un principio. Poco a poco…
Los que aún no se lo crean o aún no lo entiendan, se lo van a perder. Lo que es peor, les va a pasar por encima. Es nuestra responsabilidad tanto como suya; hay que seguir hablando, seguir debatiendo, seguir educando. Ya no seremos nunca más una masa de votantes aborregados. Exijamos responsabilidad a nuestros políticos. Enseñemos a los demás a hacerlo.
Yo sólo soy uno más. Pero somos muchos. Y tenemos algo que decir.
Gracias a todos por esta #spanishrevolution. 🙂
Fue el deseo expreso de Rodin que su «Pensador» fuera su epitafio y lápida. Poco antes de morir, comentó sobre el sentido de la obra:
La naturaleza me da mi modelo, la vida y el pensamiento; las fosas nasales respiran, el corazón late, los pulmones inspiran, el ser piensa y siente, tiene dolores y alegrías, ambiciones, pasiones y emociones. Éstos debo expresar. Lo que hace a mi Pensador pensar es que piensa no sólo con su cerebro, con su ceño fruncido, con sus fosas nasales distendidas y los labios apretados, sino también con cada músculo de sus brazos, su espalda y sus piernas, con su puño cerrado y sus dedos del pie encogidos.
Magistral. El maestro encontró las palabras que quizás ninguno de los que le queremos hubiéramos sido capaz de hilvanar.
El hallazgo se lo debo a Ame. Gracias. 😉
Bueno, como ya os he hablado de mi obsesión por los bolígrafos, las moleskines y demás útiles de escritura, no tengo que introducirme. 🙂
He buscado los G-Tec-C de 0.25 por innumerables librerías y tiendas especializadas. Al final me cansé de buscar y los pedí por ebay. Ahora soy el orgulloso propietario de unos Pilot Hi-Tec-C de 0.25, en 12 colores! La diferencia de nombre es simplemente porque estos son la versión japonesa de los mismos.
Estos bolígrafos son los más finos que fabrica Pilot. Y son una maravilla. Será que cada vez hago la letra más pequeña, pero últimamente me daba la impresión de que los 0.4 eran demasiado gordos para la moleskine de bolsillo. Con este, problema resuelto. Partiendo de que el 0.4 es el mejor bolíografo del mundo emho, el 0.25 rinde al mismo nivel pero más fino. La sensación del boli es prácticamente la misma. Necesito más tiempo con él para ser objetivo, pero promete.
Unos cuantos más para el arsenal…
El viaje no acaba nunca. Sólo los viajeros acaban. E incluso éstos, pueden prolongarse en memoria, en recuerdo, en narrativa. Cuando el viajero se sentó en la arena de la playa y dijo: No hay nada más que ver, sabía que no era así. El fin del viaje es simplemente el comienzo de otro. Es necesario ver lo que no ha sido visto, ver otra vez, lo que ya se vio, ver en primavera lo que se vio en verano, ver de día lo que se vio de noche, con sol, donde antes la lluvia caía, ver el trigo verde, el fruto maduro, la piedra que cambió de lugar, la sombra que aquí no estaba…
José Saramago, en Viaje a Portugal. Gracias a Cris.
London is Red from Reven Sanchez on Vimeo.
Jamás pensé que España ganara y jamás ni por un momento pensé que se montara esta en Londres.
Fuegos – en flickr: 1, 2, 3 y 4
La noche del 5 de noviembre se celebra en UK la noche de Guy Fawkes, para conmemorar el fracaso de la «Conspiración de la pólvora». Nosotros siempre vamos a Alexandra Palace, en cuyo parque se organizan unos de los mejores espectáculos pirotécnicos esa noche y también porque desde la ladera, se ven los fuegos de la mayor parte de Londres.
Y había que probar a sacar unas fotos…
Hoy el logo de la página principal de Google nos recuerda que es el 110º aniversario de Antoine de Saint Exupéry, el autor del mágico y críptico «El Principito», cuento o fábula que ha de leerse varias veces en la vida (de niño, de adolescente, de enamorado, de mayor…) y que revela cosas nuevas en cada una de ellas. Una obra que aun es objeto de estudio y que ha sido traducida a más de 180 idiomas (incluyendo el Toba y el Latín). Es un libro con un legado excepcional.
Saint-Exupéry escribió el libro después de un accidente de aviación por el que permaneció en el desierto durante 4 días, apenas sin alimentos ni agua, junto a su navegante André Prévot.
Años más tarde, desaparecería para siempre en un vuelo de reconocimiento sobre el mediterráneo.
«El Principito» nos enseña a ser niños cuando ya no lo somos y a entender a los que no lo son. Y nos enseña muchas otras cosas si nos dejamos.
Sólo por ese libro, le doy al Sr. Saint-Exupéry mis gracias más sinceras.
Y si hay alguien que no lo haya leído todavía, no tiene perdón de dios…
Pues una de las cosas con la que me he puesto por fin es a organizar las tropecientas mil fotos que tengo del último año, y entre tanda y tanda de copias de seguridad, he ido subiendo algunas de las mejores a flickr.
Y también he tenido un poco de tiempo para jugar con mis nuevos juguetes, como el flash para la Canon y los disparadores remotos. Así he conseguido la foto que encabeza el post, un ejemplo de libro fácil de conseguir con el equipo adecuado (y si tienes mucho talento, incluso sin él).
Daros una vuelta por mi página de flickr, echar un vistazo a las fotos y decidme qué os parecen. Ya os contaré más cositas técnicas por si hay algún aficionado ahí fuera.