En 3 días estaré en Salamanca. Cómo la echaba de menos. No puedo esperar a sentir el abrazo de su gente cálida, ver las paredes de mi nueva casa, tener mi primera reunión de trabajo… Y las costillitas de Van Dyck… mmmm, esas costillitas tremendas…
Salamanca y yo ya nos conocemos y tenemos buen recuerdo el uno del otro. Vuelvo a sus calles de piedra de Villamayor, a su monumental estampa y orgullo. Vuelvo al principio de muchas cosas. Mi destino hace otra espiral, acercándose un poco más, a Salamanca, a Fonseca…
Echaré mucho de menos todo lo bueno que he tenido en Barcelona, pero en Salamanca empieza otra nueva etapa llena de optimismo y esperanza.
Ya os contaré más cosas sobre mi nuevo curro, mi casa…
Puede que tenga problemas para escribir en el blog a partir de ahora y puede que la página esté caída durante unos días, pero no os preocupéis. Vuelvo enseguida.
Nos vemos en Salamanca
Cambiar de ciudad, cambiar de trabajo, cambiar de vida, de vecinos…
Es como el primer día de cole, con el cuaderno en blanco y los bolis sin estrenar, ¡Cuánto te esmeras en hacer buena letra!…